sábado, 17 de diciembre de 2016

Dejando un amor, su nombre?..... Venezuela

Guaoooo!!!! cuanto tiempo ha pasado? cuantos cambios han venido a mi vida para quedarse, cuantas lecciones de vida tengo para contarles, cuantas experiencias buenas y malas tengo que compartirles.....
Los cambios empezaron cuando decidí salir de mi amado País Venezuela, en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida. Los que me siguen desde hace algún tiempo, vieron por mi canal de Youtube todo mi proceso de migración y mi llegada a este nuevo país: Panamá.

Quisiera en una sola entrada comentar o resumir estos 5 meses aquí en ciudad de Panamá pero se que será imposible por mas que condense toda la información. Pero en este post, solo voy a compartir algunos sin sabores y alegrías que experimenté desde que la decisión nace y comienza la aventura....

A correr que hay poco tiempo: Solo tuve dos meses, para planificar, organizar y acomodar mi salida de Venezuela, los días pasan rápido y de eso solo te das cuenta, cuando las horas del día no te alcanzan para gestionar todo lo que necesitas. Vas como en carreras, no en una, si no en varias a la vez, muchas veces se siente que no lo vas a lograr, que las cosas se complican y que los tiempos no se te van a dar. Empiezas a nadar contra una corriente de agua que viene hacia ti con toda la potencia posible, tu instinto de supervivencia te hace luchar contra todo aquello que parece amarrarte de los pies para que no te muevas. En esos días no duermes, no comes y por si fuera poco no hay tiempo ni para llorar.

Cuando todo esta listo para partir, empiezan las despedidas....Dios mío, las BENDITAS DESPEDIDAS!!!! decir adiós a tus grandes afectos y amigos es la cosa mas horrible que le puede pasar a cualquiera, personalmente te cuento que esta etapa fue la mas difícil, y trate de suprimir todas las que me fueron posibles, en varios casos quede como mala amiga, como el ser mas frío e insensible, como una persona que no le importaba un último abrazo, lamento que muchos no hayan comprendido que no tenía el corazón dispuesto para decir adiós y verles los ojos al mismo tiempo. Perdonen todos aquellos a los que les dije que nos volveríamos a ver y después huí como cobarde, pero en el fondo sabía que no regresaría para despedirme, entiendan que no pude....los aprecio y los valoro, pero mi amor hacia ustedes no me permitió verlos por última vez sin que eso me desgarrara, y ya iba demasiado acontecida como para lacerarme más.

Los últimos días son los más fuertes de vivir.... emocionalmente estas susceptible pues ya sabes que estas a nada de irte y físicamente no aguantas el agotamiento de los días de eternas y difíciles diligencias. No quieres que pasen rápido los días, pero a la vez ya quieres irte, ay no!!! es vivir en una eterna bipolaridad llorona.

El  momento de hacer las maletas...... es el inicio del cruel desprendimiento, porque mentalmente llevas días pensando en lo que te vas a llevar, pero a la hora de meterlas en las maletas te das cuenta que solo puedes llevarte el 10% de lo que imaginaste que partiría contigo. Es allí cuando empiezas a renunciar a lo que creías valioso, y empiezas a meter solo aquello que es necesario para sobrevivir, dejando un pequeño espacio para aquellas cosas que tienen un increíble valor sentimental.

La última noche.....en mi caso fue todo muy extraño porque debía estar en el aeropuerto a las 2 am, así que mi noche solo fue de horas. Horas en las que por supuesto no dormí nada, la ansiedad no me dejaba, y repasaba mentalmente una y otra vez lo que tenía que llevar y recoger a último momento: los documentos, los pasajes, el dinero, el cargador del celular, el cepillo de dientes, la piyama, unas galletas por si acaso, botellita de agua, los zarcillos en la mesa de noche y así.....

Suena la alarma del despertador, anunciando que llegó el momento del viaje.....con el corazón en la boca te vistes, te cepillas los dientes, repasas mentalmente todo lo que debes meter en el bolso, apuras a tu familia, corres por toda la casa.....de pronto un silencio..... y el sonido de las ruedas de las maletas saliendo de las habitaciones......se abre la puerta de la casa y las maletas salen una a una, nadie habla, nadie se mira, llega el ascensor y con el llega ese momento en donde debes cerrar la puerta de tu casa y la ves por última vez, pero no dices nada, solo la recorres con tu mirada que esta a punto de nublarse, pero cierras y sales fingiendo que nada pasa.

El último viaje.....ya en el carro de tu familiar mas cercano (porque solo al mas cercano es al que le permites bajar a la guaira), empiezas a ver todo aquello que no sabes cuando volverás a ver.....las calles, el Avila, la panadería donde comprabas todos los días, el supermercado donde hiciste cola para que te vendieran los alimentos regulados, el kiosko donde comprabas los caramelitos halls, la autopista donde tantas veces mentaste madre por estar en una cola, y así vas hasta que estas en frente de la puerta del aeropuerto.....allí nos dejó mi hermano, previo acuerdo nos dejó allí mismo y salió corriendo como quien va tarde al trabajo y tiene una reunión importante, que no empieza hasta que el llegue....la despedida fue como un....nos vemos esta noche.

Caminata por el piso trillado de maiquetía.....de nuevo un silencio, el ruido de las ruedas de las maletas, el corazón detenido, los pasaportes y pasajes en las manos, vas viendo a tu alrededor y ves despedidas, gente llorando, madres abrazando a sus hijos, otros se toman fotos, unos caminan en círculos grandes con las miradas perdidas, algunos sentados en el piso con las maletas envueltas en plástico y con la mirada en la nada. Nadie manifestaba alegría.
Luego del chequeo, toca la aduana y ya sabes que ese es el momento del no retorno, en mi caso solo estábamos mi mama, mi hija, yo y nuestras dos perritas, eso lo hizo mas fácil, porque no teníamos que abrazar a nadie ni mirar hacia atrás antes de atravesar esa puerta de vidrio, sin embargo era inevitable mirar a los que si y que el corazón no se te rompiera en mil pedazos, es allí cuando entiendes que lo que viviste los últimos días, fue mas común entre otras familias venezolanas de lo que piensas, yo solo los miraba y decía en mi mente: puede entender todo lo que viviste para llegar aquí. Porque cuando llegas a maiquetía llevas a cuestas un gran proceso de darle fin a una vida que nunca pensaste que ibas a perder.

Descubrir una gran verdad.....ya en la puerta de embarque, uno se siente más relajado, porque en cierto punto ya lo peor pasó, empiezas a conversar con los que tienes al lado y descubres que el 90% van con tu mismo plan: empezar de cero y no regresar. Algunos tenían mi mismo destino, para otros Panamá sería solo una escala, pero todos teníamos algo en común, el dolor por el desarraigo.

El despegue.....siempre me habían dicho que ese momento era difícil, pero no entendía porque, y como en serio estaba relajada pensé que no sería importante.... hasta que..... hasta que el avión empieza a moverse.....Dios mio!!!! que dolor tan arrecho!!!!, cuando el avión empieza la carrera para coger vuelo......sientes algo muy fuerte que te arranca el corazón sin anestesia.... los ojos empiezan a llorar y no puedes detenerlos....yo sentía que volaba hacia la libertad pero sin querer ir....mentalmente me pasaba una película con todos los rostros de mi gente querida y que dejaba en el país, escuchaba sus voces y sus risas, como en cámara rápida.......sientes que no hay vuelta atrás, que tu vida desde ese momento no será la misma jamás, que tu rutina cambio para siempre, reaccionas y ya sabes que no existe tu zona de confort.....te inunda un sentimiento que solo puedo describir como una triste felicidad.
En ese instante miré a mi mama y a mi hija (pensando que podían estar sintiendo lo mismo que yo, pero ninguna se atrevía hablar), nos tomamos de las manos, suspire como pude y entonces pensé..... mi vida entera va en este avión y Venezuela ira con nosotras donde quiera que estemos. 

Y fue así como el avión empezó a volar encima de esta Tierra que me vio nacer, sobre su mar imponente e inmenso, surcamos por ese cielo azulito que veía todas las mañanas y le agradecí a Dios por darme la dicha de nacer en ella, ese día me despedí con dolor, no se cuando regrese a caminar por sus calles, pero lo que si sé, es que no hay un solo día que no la recuerde.

Magaby7.

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